Te tuve como la espuma,
deshaciéndote en mis manos;
y fueron ratos ufanos
pero al igual que la bruma,
que en un instante se esfuma
así desapareciste,
sin decir adiós, partiste;
ya me pensaba tu dueño,
me despertaste del sueño
y lloro tu ausencia… triste.
Amor cual reloj de arena,
grano a grano te escapabas;
a sabiendas que te amaba
quisiste causarme pena,
al porqué se le encadena
sin importar consecuencias,
al corazón lo sentencias
a parar su movimiento,
y tu último grano, lento
se lleva las evidencias.
Ya sufrido el desengaño,
al verte venir de frente;
muchas cosas en mi mente
resurgen porque te extraño,
y tu silueta la empaño
con una gota de sal,
porque el instinto animal
del amar sin razonar,
rápido sabe olvidar
triunfando el bien sobre el mal.