Qué tonto he sido… me he mentido,
y lo sigo haciendo hasta el momento;
me miento por no hacer lo que he querido,
por no poder decirte lo que siento.
Aún enfrente de ti, no lo he intentado,
ni siquiera el más mínimo detalle;
y aunque me encuentro locamente enamorado,
existe un no sé qué, que hace que calle.
Preso de la cárcel más deseada,
que es tu cuerpo, que es tu amor,
y a mi vida la tienes condenada;
a vagar sin rumbo fijo,
a viajar sin esperanza alguna, desolada,
y todo por cobarde… digo adiós.