Diáfana serpentina indefinida,
irisadas tus crestas bailarinas;
avalanchas de azogue, repentinas,
eres hálito, liquido de vida.
Cortina húmeda de verde fiel,
collar de perlas de rocio en las flores;
paisajista el mejor de los pintores,
purificas espíritu y la piel.
Somos tu costilla, tu cimiente,
brizna, caricia celestial divina,
eres savia de tierra y de la gente;
incansable, fugaz y peregrina,
tu murmullo en el alma es que se siente,
¡eres hoja de daga damasquina!.